Metal y melancolía (Metaal en melancholie), 1993 de Heddy Honigmann


Sobrevivir y tratar de ser feliz fueron dos prácticas constantes y colectivas en el Perú de los noventa. En aquellos años, este país no era popular por Machu Picchu, ni por su rica gastronomía; sino más bien por una escandalosa inflación económica y un gobierno frenético,  inhumano y completamente corrupto, así como por los asesinatos diarios y coches bomba que Sendero Luminoso decía ejecutar en aras de un país más justo. Fue en esa trastornada coyuntura que la clase social media no puede sobrevivir con los paupérrimos sueldos que recibían y comienzan a utilizar sus vehículos en sus tiempos libres para hacer taxis.


Este es el tema que aborda Heddy Honigmann en el siguiente documental. Con gran sencillez logra captar la complejidad de la vida de estas personas. No resulta gratuito que casi toda la filmación ocurra dentro de los taxis pues se trata de “husmear” en el mundo interior de estos sujetos, reconocer aquellas características que les permiten ser felices en una situación tan frustrante, tema recurrente en los trabajos de Honigmann.

Solamente con un sonidista y ella abordo el documental  logra capturar esa oscilación emocional entre la necesaria dureza de espíritu que demanda el acto de sobrevivir (metal) y la constante tristeza que se experimenta al saber que el tan ansiado estado de bienestar al que todo ser humano tiene derecho se les escapó nuevamente de las manos (melancolía). Solo en determinados momentos se filma desde afuera y el objetivo sigue siendo el mostrar una cruda realidad que rodea a la clase media.

Heddy no entrevista, conversa; se vale de escasos recursos para el trabajo y a pesar de ello el producto final es un reportaje con abundante y valiosa información. Por momentos da la sensación de ser un guión armado por mostrar una realidad exageradamente patética que logre hacer reir un poco, pero al ser un peruano de la generación de los noventa recuerdo y me doy cuenta de que no. Resulta innecesario exagerar en la filmación cuando la realidad que nos rodeaba en esos años tenía aires de pesadilla. Difícil olvidar la filmación de la fosa común en el cementerio El Ángel y la explicación que da el encargado sobre el procedimiento que se sigue para reconocer los cuerpos.








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