"Quien tiene dos mujeres pierde el alma, quien tiene dos casas pierde la razón".
Como de costumbre en Rohmer, todo lo importante sucede en los diálogos. Estos aparentan gran naturalidad y simpleza, sin embargo, son proyecciones de los conflictos internos de sus personajes. Es algo que me gusta de este director, sus diálogos siempre llevan una gran carga de sutilezas y están rigurasamente elaborados.
Los sucesos tienen lugar entre noviembre de 1983 y febrero de 1984 en Paris y Marne-la-Vallée, el extrarradio, como le llaman en el film. Louise (Ogier) es diseñadora de interiores en París, vive con Rémi (Karyo), su pareja y arquitecto que trabaja en Marne-la-Vallée. Ambos conviven en esta tranquila e incipiente ciudad desde hace dos años.
Sus personalidades son completamente distintas. Louise es extrovertida, le gusta salir, hacer vida social; mientras que Rémi disfruta de la tranquilidad, el deporte y una vida apartada de la ciudad. Louise toma la desición de conservar la relación pero mudarse a su pequeño departamento en París pues considera que necesita ejercer esa independencia que no ha tenido nunca pues desde los 15 años ha convivido con sus parejas.
A partir de este escenario Rohmer explora los conflictos e intentos de conciliación que surgen en la concepción de pareja de los años 80s. Recordemos que los 60s fueron de la liberación de la mujer y los 70s del libre amor. Louise y Rémi, bajo este escenario de los 80s, muestran una colisión entre prácticas generalizadas de amor libre, intento de relaciones estables y deseos de conservar una independencia que en el marco de cualquier relación se vee limitada.
El film es sobrio, realista y juega con cuatro aspectos siempre presentes en una relación pero que muchas veces se intentan obviar: amor, azar, fragilidad e individualidad. De ahí que pareja y libertad parecen ser dimensiones excluyentes y es así como dan paso a construir modelos de relación mucho mas reales. Menos perfectas.
Este tema de conflicto en las parejas va de la mano con otro que plantea Rohmer en la película y se refeja en la relación de Octave y Louise. Es el tema del deseo y la seducción como constantes a lo largo de la vida y naturaleza humana, y que escapan a la voluntad y a la racionalidad. “Somos viejos cuando perdemos las ganas de seducir” dice Octave.
La elección de Pascale Ogier para el papel de Louise no es gratuita, esos grandes ojos solo llaman al ensimismamiento, a la incertidumbre de no saber realmente lo que se desea.
Ya son dos años sin Rohmer. Sin embargo, su inusual capacidad para crear personajes tan reales, tan inconclusos: con conflictos permanentes entre el deseo y la razón pero determinados finalmente por el azar, hará que su obra siga vigente el tiempo que nos quede a nosotros de vida.